El próximo domingo 8 de septiembre, en el día de la Natividad de la Virgen María, Viviana De Piero hará su compromiso de vida como virgen consagrada en nuestra Diócesis y recibirá la consagración de manos del Padre Obispo Marcelo (Maxi) Margni.
En preparación a ese día, el Padre Obispo ha escrito un mensaje a toda la comunidad diocesana, invitándonos a unirnos en la oración por ella y a participar de la celebración.
Consagración de Viviana De Piero
Domingo 8 de septiembre, 19 h
Iglesia Catedral de Avellaneda-Lanús
San Martín 745, Avellaneda
INVITACIÓN A LA CONSAGRACIÓN DE VIVIANA DE PIERO
EN EL ORDEN DE LAS VÍRGENES CONSAGRADAS
Querida comunidad diocesana:
Con gran alegría y gratitud a Dios, llego a ustedes para invitarlos a compartir una celebración que marcará un momento significativo en la vida de nuestra Diócesis. El próximo domingo 8 de septiembre, a las 19 h, en la Iglesia Catedral de Avellaneda-Lanús, celebraremos la consagración de Viviana de Piero, que se une así al “orden de las vírgenes consagradas”, del que ya es miembro Silvia Torres, consagrada en octubre de 2016 por Mons. Rubén Oscar Frassia.
La consagración de las vírgenes es una vocación profundamente arraigada en la tradición de la Iglesia, un signo claro del amor y la entrega total a Cristo. Ya el Nuevo Testamento nos habla de la presencia de mujeres que, en el seno de la comunidad cristiana, respondiendo a la llamada del Señor, se consagraban a él renunciando al matrimonio y la vida de familia. Poco a poco, la Iglesia fue acompañando ese compromiso con el signo de una especial bendición y consagración. San Ambrosio, obispo del siglo IV, escribió un bello tratado Sobre las vírgenes, en el que, con delicadeza y profunda sensibilidad, nos ofrece una visión de la vida virginal como don divino que supera nuestras capacidades humanas, un “don celeste” que, a través de la libre elección y la gracia, se convierte en una expresión visible del amor de Cristo.
La misión de las vírgenes consagradas, como reflejo de la pureza y la dedicación total a Dios, consiste en ser un vivo signo de la presencia del Señor en el mundo. Su vida de algún modo anticipa aquella comunión con Cristo que un día será plena en el Cielo, y se convierte en un testimonio de su amor redentor. Así, este carisma no solo enriquece la vida de la Iglesia, sino que también manifiesta la dignidad de la mujer, tal como Cristo la valoró y llamó a su lado.
El Concilio Vaticano II, con la revisión del rito de consagración, reavivó el “orden de las vírgenes consagradas”, ofreciendo una renovada comprensión de este don y su lugar en la Iglesia de nuestro tiempo. Desde entonces, también mujeres que no pertenecen a congregaciones religiosas sino que viven “en el mundo”, es decir, en medio de las condiciones y realidades ordinarias de la vida, pueden ser consagradas, lo mismo que sucedía en los primeros tiempos. Sin distintivos externos, la virgen consagrada que vive “en el mundo” queda especialmente ligada a la Iglesia diocesana y a su obispo, con un profundo compromiso espiritual y una entrega de mayor disponibilidad al servicio de la comunidad cristiana.
Viviana llega a este momento tras un largo camino de discernimiento y maduración vocacional, que le han permitido profundizar cada vez más su entrega a Cristo a lo largo de la vida. Agradezco de corazón al Padre Cristian Ugarte, delegado para el acompañamiento de las vírgenes consagradas, por su dedicación y acompañamiento, que han sido fundamentales en el camino de preparación de Viviana hacia su consagración. Asimismo, agradezco a Anna María Boscaini del Ordo Virginum en Florencia, Italia, quien ha sido formadora de Viviana, aportando su experiencia y sabiduría para su formación y crecimiento espiritual.
Invito a toda la comunidad diocesana a unirse en oración y a participar en esta celebración. Que nuestra presencia en la Catedral de Avellaneda-Lanús sea una muestra de comunión y de apoyo a Viviana que, delante de toda la Iglesia, pronunciará su «sí» a Aquel que la llamó. Y recemos ya desde ahora por ella y por Silvia Torres, para que, respondiendo con generosidad y fidelidad a las llamadas de Cristo, sean un testimonio viviente del amor y la gracia de Dios en nuestra Diócesis.
Con mi bendición y afecto en Cristo,
Padre Obispo Maxi Margni
Obispo de Avellaneda-Lanús
Avellaneda, 23 de agosto de 2024