Seminario diocesano

La formación de los sacerdotes depende ante todo de la acción de Dios en nuestra vida. Es una obra que requiere el valor para dejarse modelar por el Señor, para que transforme nuestro corazón y nuestra vida. Dios es el artesano paciente y misericordioso de nuestra formación sacerdotal y este trabajo dura toda la vida. Cada día descubrimos, como san Pablo, que llevamos «este tesoro en recipientes de barro…» (2Co 4, 7).

(Papa Francisco)

Nacido en 2003 y puesto bajo la protección del papa san Pablo VI, el Seminario diocesano es la comunidad al servicio del discernimiento y la formación de los futuros presbíteros de nuestra Iglesia diocesana.

El seminario es ante todo una «comunidad educativa en camino» (Juan Pablo II), que comparte una misma vida de fraternidad, oración, estudio, maduración personal y formación para el servicio pastoral, animada por el obispo y un equipo de formadores.

Así, en el corazón de la Iglesia diocesana, nuestro seminario está llamado a ser la comunidad que acompaña «en la vida de tantos jóvenes la acción del Espíritu por quien Cristo sigue llamando y formando pastores según su corazón (cf. Jr 3, 15)» (Padre Obispo Maxi).

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Discernir mi vocación

El camino vocacional de cada persona —al ministerio ordenado, como al matrimonio o las diversas formas de vida consagrada— es siempre único y tiene su fuente en la iniciativa libre y gratuita de Dios que llama. Para cada creyente, el primer paso es siempre ponerse a la escucha y buscar discernir las llamadas de Dios en la propia vida.

Habitualmente un primer tiempo de discernimiento tiene lugar en la propia comunidad de origen, con la ayuda del párroco o un acompañante espiritual. Nuestra Diócesis ofrece también algunos espacios para acompañar y ayudar a este discernimiento. Conocé más sobre las propuestas:

Las «etapas» de la formación

La formación para el ministerio sacerdotal es un camino. Su primera etapa es un momento fuerte dedicado al discernimiento. Es lo que llamamos «año introductorio», y forma una comunidad con ritmos y propuestas propias, que en nuestra Diócesis está encomendada especialmente a San José, su patrono.

Con el ingreso al seminario mayor, comienzan los estudios y la preparación más especialmente enfocada a la vida ministerial. Pero el estudio no es todo: junto a la formación filosófica y teológica, también las dimensiones de la vida espiritual, de comunidad, de madurez personal y de acción pastoral son igualmente importantes en nuestro camino formativo. Esta formación abarca dos grandes «etapas», que permiten ir cada vez más a fondo en nuestra respuesta a la llamada de Cristo: la etapa «discipular» (que en general coincide con los estudios filosóficos) y la etapa «de configuración» (que coincide con los teológicos).

Las mismas dimensiones están presentes en la última etapa, más cercana —Dios mediante— a la ordenación sacerdotal. Es la etapa que llamamos «pastoral», o de síntesis vocacional, en la que nos vamos insertando más directamente en la vida pastoral de la Diócesis.

Sin embargo, la tarea de formación no termina con la ordenación presbiteral: se prolonga toda la vida, en lo que llamamos «formación permanente» de los presbíteros.

Rezar por los seminaristas

Señor Jesús, buen Pastor,
te damos gracias por haber llamado y enviado a los apóstoles
como portadores de tu evangelio en toda la tierra.

Te pedimos que también hoy sigas derramando tu gracia
sobre tantos jóvenes que te buscan,
y los hagas atentos y disponibles a tus llamadas.

Bendice también nuestro Seminario San Pablo VI,
da tu luz a sus formadores,
acompaña y guía a sus seminaristas,
para que, dóciles a tu Espíritu, puedas formar en ellos
un corazón de pastor semejante al tuyo. Amén.

María, Nuestra Señora de la Asunción,
santa Teresa de Jesús,
san Pablo VI,
rueguen por nosotros.

Contacto

Seminario Diocesano San Pablo VI

Bragado 6572, 1875 – Wilde
(+54 11) 15 5015-3392

sanpabloviseminario@gmail.com

 

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