A LA COMUNIDAD DEL INSTITUTO DE FORMACIÓN
PARA EL DIACONADO SAN FELIPE DIÁCONO

 

Querida comunidad del Instituto de formación
para el diaconado San Felipe diácono:

En este día tan especial, en el que celebramos la fiesta de nuestro patrono, san Felipe diácono, les escribo con gratitud y alegría. No sólo celebramos la memoria de un hombre entregado al evangelio y al servicio del pueblo de Dios, sino que invocamos también la gracia del Espíritu para que, como lo sostuvo a él, los sos-tenga también a ustedes en este camino.

El Instituto de formación para el diaconado San Felipe diácono ha sido, desde sus inicios, un espacio fecundo en nuestra Iglesia diocesana, acompañando a nuestros diáconos permanentes hacia el camino del servicio desinteresado. A lo largo de los años, hemos sido testigos de su dedicación generosa, su arduo trabajo y su profundo amor por Dios y por los hermanos y hermanas.

En estos tiempos en los que el mundo necesita más que nunca del amor y la compasión de Cristo, el diaconado adquiere un significado aún mayor. Los diáco-nos son testigos privilegiados de la fe en el mundo del trabajo y en los barrios, los servidores de los pobres y los portadores de esperanza para aquellos que más lo necesitan, uno de los rostros ministeriales de una Iglesia que se reconoce toda ella servidora, testigo de misericordia y misionera. Ustedes han escuchado esta llama-da con valentía y confianza, y por eso les estoy profundamente agradecido. Cada uno de ustedes, junto con sus familias, desempeña además un papel fundamental en el desafío de dar a nuestro Instituto la fisonomía de una comunidad fraterna fuerte y unida, donde cada uno se sienta acompañado y sostenido, escuchado e interpelado, capaz de aportar y de recibir el aporte de otros. Sigamos en este ca-mino, sigamos buscando juntos la voluntad del Padre, sigamos caminando juntos por los senderos del evangelio para el servicio de nuestro pueblo.

Que san Felipe diácono, nuestro patrono, nos aliente y custodie en este camino. Que su vida entregada con sencillez, casi oculta a los ojos del mundo, inspire tam-bién nuestra entrega cotidiana en la humildad y en el amor.

Permítanme, antes de terminar, expresar una vez más a los padres Lucas Cec-coli y Gabriel Favero mi gratitud por su tarea en la animación del Instituto.

Reciban mi saludo fraterno y mi bendición.

 

Padre Obispo Maxi Margni
Obispo de Avellaneda-Lanús

Avellaneda, 11 de octubre de 2023.