EL CLERO DE AVELLANEDA-LANÚS REALIZÓ SU RETIRO ANUAL

 

Los sacerdotes de nuestra diócesis de Avellaneda-Lanús, junto al Padre Obispo Marcelo (Maxi) Margni, del 16 al 20 de septiembre realizaron el retiro anual del presbiterio en el Santuario de Nuevo Schöenstatt, en Florencio Varela. La predicación del retiro estuvo a cargo de Monseñor Luis Fernández, obispo emérito de Rafaela, que en la actualiad sirve como administrador parroquial de la Parroquia Santa Teresita en Banfield.

A lo largo de estos días, marcados por un clima de oración, reflexión y fraternidad, Monseñor Fernández iluminó los desafíos actuales de la evangelización en la vida y el ministerio de los sacerdotes, a partir de la Palabra de Dios, el magisterio del Papa Francisco y la figura sacerdotal del Beato Eduardo Pironio.

En la Misa conclusiva del retiro, el Padre Obispo Maxi Margni manifestó que “el retiro nos ha recordado que, más allá del cansancio y de las tareas pastorales que nos apremian, nuestra fuerza y vitalidad provienen de la relación viva con Cristo”. También agradeció la hospitalidad de las Hermanas de Schöenstatt, y el testimonio apasionado y la serenidad sapiencial del Padre Obispo Luis Fernández.

El Obispo se refirió al próximo 24 de septiembre, en que celebrará junto a toda la Iglesia diocesana sus bodas de plata sacerdotales y sus tres años de caminar en esta porción de la Iglesia que se le ha confiado. En este contexto, renovó su espíritu de disponibilidad y recordó la importancia de las orientaciones pastorales que nos guian como diócesis: una Iglesia en salida: Evangelio y misión; una Iglesia de la misericordia: cercanía con los pobres y los que sufren; una Iglesia en camino sinodal: comunión y participación. Enfatizó la prioridad pastoral de la revitalización de las comunidades parroquiales, donde se juega la autenticidad de nuestra vida cristiana, en docilidad al llamado del Espíritu.

Finalmente Monseñor Margni quiso señalar los criterios que surgieron con más fuerza en el diálogo con los mismos sacerdotes. En primer lugar, un modo de trabajar y discernir que va desde lo particular a lo universal, desde la realidad concreta y específica de las comunidades hacia criterios más amplios y universales. En segundo lugar, un modo de trabajar donde se da prioridad a las periferias por sobre los centros, siguiendo el estilo de Jesús, poniendo en el centro a los más vulnerables. El obispo diocesano concluyó que, de este modo, “nos desafían a ser una Iglesia verdaderamente en salida, que no impone recetas desde arriba o desde los centros de poder, sino que escucha, discierne y actúa desde las raíces de la vida cotidiana de las personas, especialmente de los que más sufren”.