HOMILÍA EN LA MISA DE LA CONSAGRACIÓN
DE VIVIANA DE PIERO EN EL ORDEN DE LAS VÍRGENES
Catedral de Avellaneda-Lanús, 8 de septiembre de 2024
Hoy es un día de profunda alegría
no sólo para vos, Viviana,
sino también para todos nosotros,
la Iglesia diocesana de Avellaneda-Lanús,
y con nosotros, para toda la Iglesia.
En pocos momentos más,
en nombre de toda Iglesia
recibiré tu “propósito”,
tu resolución firme y definitiva,
de seguir a Cristo como virgen consagrada a él,
confirmando tu propósito con la oración de consagración.
* * *
«¿Quién nos separará del amor de Cristo…?»,
dice Pablo en la lectura con la que quisiste enriquecer
nuestra celebración de este domingo.
Virgen consagrada significa precisamente eso:
que llegues a decir, con toda tu vida,
que “nada ni nadie podrá separarnos jamás
del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús”.
Respuesta de amor al llamado y el don de Cristo,
vos sabés bien que este compromiso
no te aparta de los demás ni del mundo.
Al contrario, te une de un modo nuevo a la Iglesia diocesana
y te llama a unirte cada día más
a tu comunidad, a tu familia y las personas que Dios te confía,
a quienes más necesitan esperanza y consuelo.
Vivir para Cristo, ser toda de Cristo —como María—
no te encierra, no te encumbra, no te aísla,
sino que te llama a ser,
por la humilde entrega de tu vida,
por el servicio cotidiano, muchas veces costoso y escondido,
un signo discreto y vivo de ese amor
del que nada ni nadie podrá separarnos jamás.
Que tu presencia en la comunidad,
tu cercanía a quienes sufren,
tu oración de cada día,
tu dedicación en el trabajo y en los servicios…,
que todo en tu vida,
mucho más que cualquier palabra,
hable de este amor,
testimonie este amor,
“encarne” este amor.
Como las vírgenes de la parábola de Jesús,
con sus lámparas encendidas a la espera del esposo,
sé también vos, querida Viviana,
una mujer de la esperanza comprometida,
portadora de consuelo y fortaleza
para la Iglesia y para quienes te rodean,
con un amor que abraza a todos sin distinciones
y sabe mirar más allá de lo inmediato,
con un amor que cuida, con generosidad y delicadeza,
de los más débiles y vulnerables
(ese ministerio que, desde los primeros tiempos,
las vírgenes consagradas han tenido en la Iglesia).
* * *
Este es un compromiso que has vivido
desde mucho antes de que llegara este día.
Tu trayectoria discreta y serena
refleja una vida dedicada a Dios
desde tu consagración personal y privada a los 37 años,
junto a quienes te han acompañado espiritualmente durante todo este tiempo.
Desde tu formación profesional
como operadora socio terapéutica y en la prevención de adicciones,
durante 25 años has acompañado a tantas personas
en su camino de sanación y de esperanza…
Y también allí estabas ya viviendo este “sí”
que hoy pronunciás delante de toda la Iglesia.
Y soy testigo de tu amor por esta Iglesia diocesana de Avellaneda-Lanús,
con la que siempre has estado profundamente identificada.
Pienso en tu servicio como catequista
en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen de Wilde,
como Comisionada en las Guías Argentinas,
tu compromiso en la visita a la Alcaldía departamental,
tu participación en los ámbitos diocesanos
de la pastoral de la salud, la pastoral social,
el acompañamiento de las adicciones,
la pastoral urbana, la Junta de Laicos,
la fundación Tiempo de Crecer, la pastoral carcelaria…
Tu consagración sella un largo camino
de compromiso en esta Iglesia diocesana,
en la que hoy, desde el orden de las vírgenes,
volvés a enraizar tu oración, tu servicio y tu vida.
* * *
“Nada ni nadie podrá separarnos jamás
del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús”.
Para que vivas en plenitud y con alegría
este amor “esponsal” que te une a Cristo
en una relación íntima y profunda,
este amor “maternal” que te hace disponible
a quienes busquen en vos una palabra de aliento,
un oído que sabe escuchar atento,
o simplemente una presencia cercana,
ese amor de discípula y hermana…
Para que vivas en plenitud este “sí”
y encuentres en él tu alegría,
hoy invocamos para tu vida los dones del Espíritu Santo,
que ya habita en vos por el bautismo
y quiere ungirte de un modo nuevo en este día.
Que Cristo sea siempre tu amor,
tu guía y tu fortaleza,
y que tu vida siga siendo un reflejo de ese amor
del que nada ni nadie podrá separarnos jamás.
☩ Marcelo Julián Margni
Obispo de Avellaneda-Lanús
Las fotos de la consagración de Viviana se pueden ver en https://www.facebook.com/media/set/?vanity=DiocesisAvellanedaLanus&set=a.911676727663162