MENSAJE DE PASCUA 2025

 

Queridos hermanos y hermanas, ante todo quisiera desearles, con el corazón lleno de alegría: ¡feliz Pascua de Resurrección!

Este año nos encuentra celebrando la Pascua en el año jubilar. Aprovechando los relatos del evangelio de Lucas, que nos acompaña en el ciclo litúrgico, quisiera invitarlos a que profundicemos nuestra peregrinación en clave pascual. De hecho, Lucas aprovecha dos grupos de discípulos para mostrarnos el poder transformador de la Pascua.

Por un lado, encontramos a las mujeres que, siendo aún de noche, se dirigen como “peregrinas al sepulcro” para ungir el cuerpo muerto del Maestro (Lc 24,1-2). Serviciales y generosas con Jesús, como desde cuando lo seguían (Lc 8,1-4), no estaban preparadas, sin embargo, para “recordar” y “creer” que las palabras del Señor debían cumplirse hasta el final… es decir, hasta su resurrección (Lc 24,6-7).

Por otro lado, los dos discípulos que, frente al alboroto inicial por la tumba vacía, deciden separarse de la comunidad, como “peregrinos en huida” a Emaús (Lc 24,13). Cuando les toca testimoniar sobre Jesús frente a Jesús mismo, su anuncio transparenta la verdad, pero condimentada de pesimismo, amargura y desilusión, incapaces de creer en el testimonio de las mujeres (Lc 24,19-24).

¡Cuántas veces, en nuestra fe, en nuestro testimonio y en nuestras comunidades, somos peregrinos así, de una fe sepultada en el sepulcro del Viernes Santo! O, como decía el Papa Francisco, “se desarrolla la psicología de la tumba, que poco a poco convierte a los cristianos en momias de museo. Desilusionados con la realidad, con la Iglesia o consigo mismos, viven la constante tentación de apegarse a una tristeza dulzona, sin esperanza, que se apodera del corazón como «el más preciado de los elixires del demonio»” (EG 83)

Sin embargo, las mujeres se encuentran con la tumba vacía y el anuncio de los ángeles, que les recuerdan la enseñanza del Maestro y les revelan que ya se ha cumplido. ¡La tumba vacía es el signo de Jesús resucitado para siempre! (Lc 24,4-7) A su vez, los discípulos de Emaús vuelven a vivir la experiencia fundamental del Maestro: Él se acerca y camina con ellos, los escucha, les explica la Escritura, convive con ellos y parte el pan (Lc 24,15-31).

Unos y otros se transforman en auténticos “peregrinos de esperanza”, y comparten lo vivido en el seno de la comunidad. “¡Es verdad, el Señor ha resucitado!” (Lc 24,34). De este modo, la comunidad se transforma en la primera caja de resonancia de un anuncio destinado al mundo entero: ¡el Señor está vivo para siempre!

Queridos hermanos y hermanas, que el anuncio de esta tiempo Pascual llene de vida todas nuestras expresiones de fe para hacernos, también a nosotros, auténticos peregrinos de esperanza. Que la alegría que brota de la tumba vacía y del encuentro con el Maestro vivo nos impregne de su gozo. ¡Que todo se llene de alegría en nuestras comunidades!

Enseña el Papa Francisco,

“Jesús siempre puede, con su novedad, renovar nuestra vida y nuestra comunidad (…). Él también puede romper los esquemas aburridos en los cuales pretendemos encerrarlo y nos sorprende con su constante creatividad divina. Cada vez que intentamos volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio, brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual.” (EG 11).

Por eso, hermanos y hermanas, hagamos de las predicaciones, de las homilías, de las catequesis, un “eco” permanente de la voz que, del cielo, nos ha llamado a llenar el mundo de este anuncio. Que nuestras liturgias y celebraciones, que nuestros momentos de oración con la Palabra y el Santísimo, sean, en este tiempo, oportunidad de abandonar nuestros gestos piadosos pero mortuorios, por gestos vivos de resurrección. Que nuestro servicio de caridad sea testimonio de que la caridad vence al egoísmo, el amor al odio, la ternura a la prepotencia. Que cada hermano al que servimos se sienta servido por el Resucitado, que no deja de lavarle los pies a sus hermanos.

Continuemos caminando en este año como peregrinos de esperanza, portadores de un anuncio que siga renovando toda nuestra vida.

☩ Padre Obispo Marcelo (Maxi) Margni
Obispo de Avellaneda-Lanús

Avellaneda-Lanús, 19 de abril de 2025.