SALUDO EN COMUNIÓN CON EL JUBILEO DE LOS DIÁCONOS EN ROMA

“Diáconos en una Iglesia sinodal y misionera: ser testigos de la esperanza”

 

Queridos hermanos y hermanas:

Mientras en Roma se está celebrando el Jubileo de los Diáconos, un tiempo de gracia para agradecer y redescubrir la riqueza de este ministerio que desde los comienzos ha sido signo del servicio cristiano, queremos dar gracias a Dios por la entrega generosa de tantos diáconos que, con humildad y alegría, reflejan en nuestra Iglesia diocesana el amor de Cristo a su pueblo.

El diaconado, como lo ha recordado el Papa Francisco, nos introduce en el corazón mismo de la Iglesia, que es constitutivamente sinodal y misionera, y también diaconal. No es un simple rol funcional, sino una vocación de servicio que configura la vida entera con el Evangelio. Los diáconos están llamados a ser testigos de una Iglesia que se inclina ante el otro, que escucha y acompaña, que sirve con ternura y misericordia.

Este ministerio, restaurado después del Concilio Vaticano II, recuerda a todos los bautizados la centralidad del servicio en la vida cristiana. Su misión no es suplir la falta de sacerdotes, sino hacer presente, de manera concreta, la caridad y el servicio de la Iglesia en las comunidades, en las familias, en los enfermos y en los más necesitados.

Queremos elevar una acción especial de gracias por aquellos diáconos ancianos y enfermos que han entregado su vida al servicio del Evangelio: en ellos vemos el testimonio fiel de quienes han gastado su existencia sirviendo con amor y dedicación. Pedimos al Señor que los sostenga con su gracia y que los colme de su paz. Y, a quienes ya han partido, que los reciba en su Reino como servidores buenos y fieles.

Oramos especialmente por las vocaciones al diaconado permanente, para que el Espíritu Santo siga llamando a hombres generosos y dispuestos a vivir esta entrega, en comunión con el obispo y los presbíteros, y sostenidos por el amor y el acompañamiento de sus familias.

Como Iglesia diocesana tendremos oportunidad de celebrar esta acción de gracias, en el marco del Año Santo, con ocasión del encuentro que todos los años hacemos en las proximidades del 10 de agosto, día de San Lorenzo, patrono de los diáconos.

Que María, Madre de la Iglesia y Servidora fiel del Señor, interceda por todos los diáconos, para que su ministerio sea siempre reflejo del corazón humilde de Cristo, que vino no para ser servido, sino para servir.

 Padre Obispo Marcelo (Maxi) Margni
Obispo de Avellaneda-Lanús

Avellaneda-Lanús, 22 de febrero de 2025.